Hace mucho tiempo que me había percatado de que nadie te pregunta ¿quién eres?, te preguntan a menudo ¿a qué te dedicas?, ¿qué has estudiado?, ¿donde has trabajado?, ¿qué haces en tu tiempo libre?, etc … Será cierto aquello que dicen que los actos definen a la persona, aunque aún así me planteo porque nadie te pregunta ¿quien eres?.
Cuando le pido a un cliente, incluso a amigos o nuevos conocidos fuera del terreno profesional cuando les pido que se definan en tres palabras, la mayoría me miran con ojos de sorpresa, ponen cara de extrañeza y muchos de ellos me responden con una evasiva del tipo: “es que no me gusta describirme, prefiero que lo hagan otros”, y yo me digo internamente ¿en serio?, ¿te conocen mejor los demás que tu mismo?, ¿no puedes decirme nada sobre ti?…
En pleno año 2020 estamos viviendo una pandemia que nos ha obligado a hacer cuarentena, y en la práctica del #quédateencasa hay algo que ha pillado tremendamente desprevenida a esta sociedad, y es la incapacidad para parar. El tener que quedarnos confinados en nuestras casas, ha sido para muchos un reto más grande de lo esperado. De hecho, de forma instantánea, antes de darnos tiempo a parar y reflexionar un solo segundo, surgieron de la nada miles de propuestas que nos invitaban hacer miles de cosas a los que nos unimos al #yomequedoencasa. Infinitos recursos para hacer, hacer y hacer. Desde mi criterio, una sobredosis brutal de información para todos.
Si miramos un poco más allá de la responsabilidad ciudadana de cumplir con el estado de alerta, sin duda, el Universo nos estaba pidiendo a gritos una pausa, un recogimiento, una reflexión, pero claro, qué difícil parar de repente el ritmo frenético, autómata y casi irracional que muchas personas llevaban practicando tanto tiempo.
A estas alturas y después más de dos semanas de cuarentena, pocos se han dado cuenta de que pese a las muertes, los enfermos y la recesión económica, el planeta está sanando, la contaminación se ha reducido, hay especies de animales en libertad que se han atrevido a salir de su círculo territorial porque no encontraban humanos
a su alrededor. Esto que nos está pasando es más grande que un virus o una crisis sanitaria. Es una llamada a voces a parar. Te invito, por tanto, que si hasta ahora no lo has hecho, te permitas una pausa. Quédate contigo mismo pregúntate quien eres y qué huella quieres dejar en este mundo. Pregúntate para qué haces todo lo que haces, si tal vez podrías hacer otras cosas, incluso menos y mejor enfocadas para tu felicidad y el bienestar de tu planeta. ¿Hacia donde vas tan deprisa si el único sitio donde has de llegar es a ti mismo? ¿Para qué correr tanto si ya no sabes ni para qué lo haces? La vida te está pidiendo que mires hacia adentro, que calmes tu yo interior, que te reencuentres con quien eres de verdad.
Tengo que confesaros que yo misma me he considerado, e incluso antes presumía de ser una mujer multitarea, proactiva, tremendamente eficiente y productiva, con una alta capacidad resolutiva, que había sido capaz de llevar a término varias tareas y proyectos a la vez y bien, ¿para qué?, pues muchas veces no sabía ni para qué hacia tantas cosas, tal vez para no pararme conmigo misma a pensar, a aceptar y a aceptarme, a asumir responsabilidades, a dejar de poner la eterna excusa de “no tengo tiempo” porque no me dejaba tiempo lo que me daba miedo en realidad y era enfrentarme a mí misma, a mis miserias, mis errores y mis decepciones.
A mí no me paró ninguna pandemia, a mi me paró mi salud, mi cuerpo y mi mente agotados de hacer tantas cosas sufrian las consecuencias de mi frenética actividad. En mi caso, fue una crisis de ansiedad seguida de una fuerte depresión lo me apartó obligatoriamente, hace ya más de cinco años, del hacer, hacer y hacer, del vivir acelerada y me dió la mejor oportunidad para poder pensar un darle un nuevo rumbo a mi vida profesional y personal. Aprendí que cuando tu no eres capaz de parar, el universo te pone todo a tu favor para que pares. Esta cuarentena que vivimos hoy, es una señal de stop universal, un recordatorio para todos de la importancia de saber parar, de darnos una tregua, una pausa y poder reencauzar nuevamente nuestras vidas. Que las pérdidas humanas y económicas, que el dolor sufrido nos sirva al menos nos sirva para crecer como personas y plantearnos vidas más saludables. Confío que para muchos va a ser asi. De hecho ¿qué hubiera sido de la humanidad si los grandes genios, científicos, filósofos y pensadores de nuestra historia no se hubieran recluido apartados del mundo a sacar lo mejor de sus maravillosas mentes?.
Por eso te propongo que si tu profesión te lo permita, te quedes en casa, 15 días más y el tiempo que haga falta, y que también te pares a pensar aunque sea un ratito al día, quédate contigo mismo, apaga la televisión, la radio, no veas por un rato tus redes sociales, hazte el favor de informarte menos y mejor, tu cerebro necesita desintoxicarse de tanta información, mucha de ella falsa. Aprovecha y resetea tu mente a tu favor y en consecuencia, en favor de todos nosotros. Te recuerdo que puedes reinventarte cada día y que nunca es tarde para recomenzar con un plan mejor, podrás hacerlo desde tu esencia, una vez te hayas encontrado a solas contigo mismo y reconozcas lo mejor de ti, así será más sencillo y no desde la hiperactividad, el miedo ni la desesperación. Todos juntos somos capaces de superar esto si damos lo mejor de nosotros.
#yomequedoencasa #consciencia #juntospodemos #covid_19 #yaquedamenos #coronavirusespaña
Deja un comentario